sábado, 31 de enero de 2015

Sin parar

Tengo la sensación de que no paro, de que me paso el día haciendo cosas, que tengo demasiada actividad, para lo que soy yo. Un momento después pienso que en realidad no hago nada, siento un bloqueo tremendo que me impide avanzar, que me deja anclada y enfadada. Y así voy, a trompicones y como los tentetiesos...

Las últimas semanas han estado llenas de malos rollos, historias que me quitan la energía, que hacen que pierda la calma. Al final son gilipolleces que mantienen mi atención en el afuera. Quízá es una manera absurda de defenderme, como lo de pasar tantas tardes fuera de casa, para no quedarme a solas y escucharme... puro escapismo. Estoy hecha una Houdini.

Lo bueno es que estoy viendo un montón de pelis, leyendo libros que me apetecían desde hace meses (me ha encantado Canciones de amor a quemarropa) y preparando mi segundo viaje a Nueva York.

La noche de reyes me echaron las cartas. Nunca he creído en eso, pero me dijeron algo que me resonó a propósito de mis relaciones familiares. Y supongo que estoy empeñada en que el viaje familiar a la Gran Manzana sea un recuerdo de esos que pueda guardar siempre con cariño. Aunque en mi imaginario nos veo aterrizando en el JFK como Paco Martínez Soria con la maleta y las gallinas.

1 comentario:

  1. Nuestra realidad es la que es aunque intentemos a ratos, o semanas, ignorarla pero en algún momento hay que parar para soltar lastre y recuperar la respiración para continuar.
    No te lleves gallinas, le sacarás más provecho a unos bocatas de calamares ;-)

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