domingo, 17 de abril de 2016

Breathless


Ultimamente parece que sólo escribo una vez a la semana, pero es que no doy para más. Necesito tranquilidad para concentrarme y llegar a verbalizar lo que quiero transmitir. Mira qué hora es. Aprovecho la madrugada porque mañana tampoco tendré ese rato libre.

Ha sido una semana horrible. Empezó con rollos en el trabajo y las malas noticias se han ido sucediendo. A cada cual peor. Laborales, de amigas, de gente conocida que aprecio, familiares... Y yo que soy muy dada a enumerar, esta vez soy incapaz, porque tengo claro lo que encabeza la lista, aunque no quiera. Los absolutos no admiten competencia.

Ayer en el Cine Fórum que coordino proyecté Truman y aproveché para echar las lágrimas que necesitaba para aliviar la tensión acumulada. Fuera del local oía la lluvia intensa golpear la gravilla. Cuando terminé el coloquio abrí la puerta del local y me quedé contemplando el agua caer. Agradecí el frescor del aire que me ayudó en un principio a serenarme. Al poco me descubrí respirando profundamente. Siempre me ha gustado el olor a tierra húmeda.

Con la cabeza alzada olisqueaba el aire de la noche y dejaba que la humedad llegase dentro. Y entonces descubrí que puedo hacer muchas cosas. Puedo coordinar el cine fórum para mostrar otros modelos de relación o los laberintos que atravesamos en la vida. Puedo pertenecer a asociaciones feministas, o acudir como voluntaria a asociaciones de animales para echar una mano. Hasta puedo apadrinar chimpancés o gatos. Si... puedo invertir muchas horas de mi tiempo en ayudar a los demás, pero hay algo que no puedo hacer. Nunca lo voy a lograr. A pesar de desearlo más que nada. No puedo respirar por otra persona. No puedo hinchar mis pulmones y que el aire le llegue. No puedo dejarle mis músculos hipertónicos para que tenga fuerzas para andar. No puedo cederle mi energía y que incremente su saturación. Me invade la impotencia.

Volví a casa triste, con la certeza rebotando entre mis sienes. Hoy, con la tristeza aún pegada a mi sombra, me he dejado llevar por Ludovico Einaudi y sus notas, que habitan mi piel desde hace unos años. Es curioso que tuviera las entradas desde hace tanto tiempo y que justo el concierto haya sido esta semana.
Como si la vida nos diera muchas de cal y para compensar, alguna de arena.



7 comentarios:

  1. Alasdemariposa:Ante todo lo siento.Espero que poco a poco vengan soluciones para todo.
    Lo de respirar por otra persona lamentablemente no es posible.Pero es precioso q alguien quiera hacerlo por ti en esas circunstancias,y saber q de poderse hacer lo harías. Buenos días y q así sean.

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    1. Gracias Alas. Hay cosas que tienen solución y otras que no. Cuando se dan varias cosas así a la vez es fácil poner todo en perspectiva y tener la certeza de que en realidad lo que se puede solucionar da igual en relación con lo otro.

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  2. Hay pocas cosas tan gratificantes cómo llorar, llorarlo todo y luego respirar ese aire húmedo de tormenta. Y despejar la mente. Nos da claridad en el pensamiento.
    Animo Chris, después de la tempestad viene la calma... Y no te martirices por aquello que no se puede hacer, porque el sufrimiento acaba siendo mayor.

    Un abrazo grande.

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    1. Intento no martirizarme, pero hay momentos en que el diablo puede más... Gracias por ese abrazo. Sienta bien.

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  3. Cada paso que das en la vida, es un soplo de aire a sus pulmones. Seguro.

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    1. Ojalá pudiera ser más literal...

      Qué bueno verte por aquí Klemen... un abrazo, cálido.

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    2. Me despisto, pero me gusta leer los blogs. Son más personales. Por eso mismo he retomado yo un blog que empecé por prueba y que en estos días necesito rellenar.

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