jueves, 16 de noviembre de 2017

1.100 km después


En la película El Olivo de Iciar Bolláin, la protagonista, Alma, emprendía un viaje hacia una utopía. Y lo hacía con esta frase... "A veces te tienes que lanzar de cabeza y la gente te ayuda por el camino".

Hace un par de semanas soñé con llegar más allá de la isla de los Dragones para entregar un abrazo que me ardía. Cuando me lancé a mi utopía encontré la mejor gente. El amigo que sabía lo importante que era ese viaje para mí y me dio el billete de ida y vuelta, la amiga que se pegó el madrugón en su día de descanso para llevarme al aeropuerto, la señora que me cedió el asiento de ventanilla para que pudiera hacer esta foto y recordar el viaje...

Foto by chrisdelospuentes


... los que estuvieron a mi lado todo el día, desde la distancia, escribiéndome y llamando porque no se podían creer lo que les contaba...

1.100 kilómetros después y con los 20 kilómetros que cargué sobre mi pierna el sábado recorrí el camino de vuelta por las calles de Madrid. Necesitaba ese último paseo hasta llegar a mi hogar. Allí me esperaba tanto cariño... con esa llamada para hablar de madrugada porque sabían que yo era incapaz de dormir... con mis vecinos haciéndome el domingo la sesión de terapia... la postal que me enviaron desde Francia semanas antes y que llegó justo ese día como caída del cielo... Me recordaba que cruzar puentes siempre es una experiencia, aunque al otro lado no te espere nadie, aunque te digan que no quieren verte y te quedes con el alma y el abrazo partido.



Cuánto tiempo se tarda en crear un espacio común, un vínculo, unos hábitos? Cuánto tiempo se necesita para construir algo? Por qué los planes hechos se llenan de vacío? Esa manía que tienen las verdades de caerse de medio lado...

Han sido tres meses intensos para mí. Meses de cuidado, de susurros y anhelos, de ilusiones y credos. Hice una apuesta y la perdí. Sabía que tenía muchas posibilidades de salir mal, aunque nunca imaginé que sería de este modo. Con esa negativa a verme, con esa manera de hacer como si no pasara nada y pudiéramos seguir como siempre.

Se me acumulan los interrogantes. No sé no ser yo. Cómo puedo desandar el camino recorrido, amordazar mi corazón o fingir que no me rompí? Cómo podría volver al punto de partida y empezar de nuevo?  Y sobre todo, por qué seguir conociéndonos como propusiste, si no me quieres ver? Dame tú una razón.

Necesito marinar lo sucedido, asimilarlo, entenderlo. Creo que no lo lograré. Pero si tengo que sudarte y limpiar mi piel del rastro que has dejado. 

¿Cuánto tiempo necesitaré para ello? No sé, no tengo ninguna respuesta. Sólo tengo este silencio que nos acompaña ahora... y las ganas.




martes, 7 de noviembre de 2017

Casi 23


Faltaban unos días para cumplir los 23. Me había marchado de vacaciones a Irlanda, yo sola. Fue mi primera vez de muchas cosas. La primera vez que viajé sola, la primera vez que iba a otro país, la primera vez que tuve que enfrentarme al despegue de un avión sola (con el pánico que me dan)...

Hice todo eso, y más cosas.... me recorrí Dublín disfrutando de sus gentes y sus calles pobladas de música. Me fui de excursión a islas abandonadas donde disfrutar de la soledad y el sonido del mar, seguí las huellas de Oscar Wilde y empecé a aceptar algo que llevaba mucho tiempo sucediendo... Todos me confundían con un chico.

He publicado hace un rato una foto en Facebook de aquel viaje. Recuerdo la tarde en que me hice la foto, sentada en un muro, esperando el bus de Wicklow a Dublín. Se acercó un hombre que salió de la taberna cercana y vino a hablar con una amiga. Me miraba muy extrañado y ńo pudo resistirse a preguntar... Are you a boy or a girl? Mi amiga le dijo que yo era una chica, pero el hombre no lo creía e insistió hasta que llegó el bus y le dejamos allí con su duda.





Al ver la foto he abierto la caja de los recuerdos... junto a ella están las fotos de Sis, mi hermana y Edu, de M y JJ... gente tan importante para mí durante años y que ya no están.
Incluso me miro a mí con casi 23 y ya no estoy. La gente que me ha conocido hace poco tiempo no da crédito. La gente que me conoce de más, me pregunta... qué ha pasado? Pasó la vida.

Y es curioso porque al ver esta foto me he reconocido de manera interior. Yo soy la de la foto. Y sé que entonces, era mucho más yo y más libre de lo que me he sentido en cualquier otro momento después. Ahí me atrevía a ser yo aunque eso generase dudas en los demás.
El tiempo, los miedos, las malas experiencias... he ido echando capas sobre esa Chris. Ahora estoy en proceso de muda, de desnudarme, de ir decapando hasta llegar a ser de nuevo quien soy. Sé que habito en mí, que estoy al fondo, que ya he encontrado el camino.

Tengo la suerte de haber dado con dos personas que han aceptado mi verdad, mi identidad. Con la gallega me ha ocurrido eso. Sentí que podía hablarle de mí con honestidad y me devolvió toda la confianza que deposité en ella, en forma de sonrisas y cariño. Sé que ella dirá que no podía reaccionar de otra forma, que no se puede reaccionar de otro modo... pero está ahí y no todo el mundo se queda cuando les cuentas quien eres.

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